lunes, 13 de junio de 2016

La alegría



Me rebasa la rabia,
me desbordan el hambre,
la pobreza, la injusticia,
la enfermedad,
esta indiferencia que me ahora,
los mendigos pidiendo en la acera,
a los que no me atrevo a mirar a los ojos.

Me saturan las mentiras
como piedras en una lapidación,
por prensa, televisión y radio,
pero donde más me duelen es
                                en la calle
(la calle es nuestra, joder,
que no nos quiten también eso).

Me roban la memoria,
me niegan tres veces,
me intentan asustar,
me golpean con multas,
me desahucian,
me privatizan el sol,
me crucifican
con la moral católica apostólica romana,
me exilian
y si intento entrar
me disparan en Ceuta,
viven por encima de mis posibilidades
                             sin pedir permiso
y yo sigo aquí
esperando a Godot,
                    sin hacer nada
mientras me rebasa la rabia.

Pero de esta rabia saltan chispas
que contienen toda la fuerza del sol,
que saltan
                 de cabeza
                                  a cabeza
encendiendo conciencias,
descerrajando las soledades
y vacunándonos contra la cobardía.
Esta rabia se contagia
                 de boca
                              a boca,
de idea a idea,
de sonrisa a sonrisa,
y se va transformando en alegría,
y de repente
empezamos a conjugarnos en la primera persona del plural,
poco a poco comprendemos
que somos el origen de todo
y que los fantasmas,
               si los dejas de mirar,
                           desaparecen,
nuestra voz se convierte en un cañón
            contra los muros de la apatía,
nuestros pasos hacen temblar los cimientos
                                 de la nueva esclavitud,
nuestra ilusión se transforma en realidad
                       transformando la realidad
y nuestra rabia,
                       que arde dentro de su oscuridad,
nos empuja hacia el amanecer.

Y cuando nos golpeen,
                      resistiremos,
cuando nos golpeen otra vez,
                     resistiremos,
cuando nos vuelvan a golpear,
                    resistiremos,
cuando nos amordacen,
             nos desataremos,
si nos dividen,
             nos multiplicaremos,
si nos mienten,
no les creeremos,
si nos pisan,
          todavía más altos y decididos,
          nos levantaremos,
si ladran, es que cabalgamos,
si nos atacan,
          no basta con defender,
          esta vez también atacaremos,
que si nos hieren,
       es porque no estamos muertos
y si nos vencen…
             no podrán
            porque no nos rendiremos.

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