lunes, 1 de febrero de 2016

Modlov ¿los poetas también cagan y vomitan en los bares? 18 puntos

"Modlov ¿los poetas también cagan y vomitan en los bares? 18 puntos"

Eso es lo único que dicen de mí en el artículo sobre la pasada Slam Poetry de Granada en eldiario.es. Soy un poeta que caga y que vomita en los bares, si es que me merezco el título de poeta. Para el resto de los poetas, con todo mi respeto a ellos, todo son elogios, pero yo sólo cago y vomito.

No sé qué conclusiones sacar de mi participación en la Slam. Os voy a contar brevemente mi participación. Era la primera vez que participaba en una competición así; ya había visto una en directo un mes antes para inspeccionar el terreno y después de comprender al 100% su mecanismo y ver su ambiente decidí prepararme para la siguiente cita. No pretendía ganar, ni llegar a la final, pero sí me creía muy capaz de llegar a la segunda ronda. Así que fui el pasado jueves al Apeadero y me apunté en la lista de poetas (deletreando varias veces mi extraño nombre). 

Comenzó el espectáculo con los poetas sentados al fondo del escenario esperando su turno, aumentando los nervios (que aunque uno ya tiene una edad, no es inmune). Iban pasando los poetas y me sentía aliviado cada vez no me tocaba recitar después de los poetas más conocidos de la Slam, los más efectistas, los más guapos -por eso de evitar el efecto halo- y cuando ya quedábamos tres o cuatro nada más sacan mi nombre del sombrero. Me levanto; decido no usar el micro porque la acústica era buena; con los papeles en la mano busco el poema que iba a recitar Los poetas también; digo el título; dejo cinco segundos de silencio y comienzo mi actuación. No era la primera vez que recitaba este poema en público. Estaba seguro de mí. No me trabé en ningún momento. Hice las pausas que había decidido hacer, improvisé la mitad de los gestos y la otra mitad los hice como pretendía hacerlos. Apenas miré al papel. Terminé el poema y la gente aplaudió (los aplausos no son un mérito, son mera educación).

Entoncés sucedió lo que no sé cómo interpertar. Empezó la votación y alguien sacó un seis (la nota más baja que se suele poner); la siguiente fue un cuatro, lo que provocó polémica, hubo gente que abucheó, pero el presentador supo hacerlos callar; las siguientes notas no mejoraron la media: seis, seis y siete. Durante un segundo la gente no reaccionó, tuve que ser tristemente yo el primero en aplaudir el resultado (el peor de la noche) para que unos cuantos más me siguieran y así se corriera un tupido velo. Tengo que destacar que un tipo desde la penúltima fila gritaba que para él yo tenía un diez. También Alberto Prieto y José Montoro, que se sentaban a mi lado, me felicitaron sínceramente (o al menos eso creo).

Terminó la primera ronda (huí de la segunda), estaba triste y confuso. Durante la pausa Alma me consoló y se me acercó Taro (uno de los que siempre pasa a la segunda ronda) a felicitarme por el poema. Otras dos personas desconocidas me dijeron que les había gustado y no sé si me lo decían por pena o por qué. Me di cuenta de que mi camiseta llamaba mucho la atención y decidí ponerme la sudadera para evitar más pésames.

¿Qué conclusión debería sacar de todo esto? ¿Doy pena? ¿Soy polémico? ¿Mi poesía da asco? ¿Sólo sé cagar y vomitar? ¿Cómo es que no hubo disidencia entre los 5 miembros del jurado? En serio, llevo una temporada muy mala en lo que se refiere a lo artístico y este ha sido un golpe muy duro.