viernes, 2 de marzo de 2012

De Lucio para Jesús

2 comentarios:

  1. Nunca me he sentido tan sola como cuando me trasladé a La Rossa en Enero. El frío, el idioma que no entendía, las calles que no sabía dónde empezaban o terminaban caían sobre mí. Un día, intentando descifrar un mapa, me topé con una de tus frases en uno de los muros rojos. Estuve cinco minutos mirándola fijamente. "¿Pero, qué haces aquí?", quería preguntar. Y, por primera vez, me sentí en casa. Conseguí descifrar el mapa, caminar sobre la nieve sin miedo, empecé a hablar italiano, conseguí explicar cómo llegar de la Via Piella a Oberdan. Y, por el camino, cuando menos lo esperaba, allí estaban, las frases en la pared esperándome. Ahora, me quedan sólo unos días aquí. Intento retener todo lo que puedo, llevarme un trozo de la ciudad de vuelta a mi rutina. Me faltaba una de ellas, tapada por la pizarra de ofertas de una panadería. Entré y le pedí a la panadera, por favor, un momento con la frase, sin el cartel. "Un día de estos la borraré", me dijo, "pero...podrías traducírmela¿?". Lo hice. Y pude ver como su mirada desaprobatoria se transformaba en la certeza de que aquella frase permanecería con ella.
    Porque, gracias a ti, "no nos podía pasar nada mejor".
    Gracias, de verdad.

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  2. De nada. Siento no haber contestado antes. He tenido un poco abandonado el blog. Espero que la vida te vaya bonito.

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