A veces pienso que mi corazón
es una bomba nuclear.
A veces me vence el alcohol
y me rompo la voz
en el último bar.
Cada mañana vuelvo a tropezar
con las mismas miradas
y con la misma gente.
Y por las calles quisiera gritar
afilando palabras
con un cuchillo verde.
Saben a papel las noches de invierno
en esta habitación
sin luna ni persianas.
Los armarios se manchan de recuerdos,
dentro de mi cajón
tan sólo hay telarañas.
A veces me escondo bajo la piel
junto a mis malos pensamientos.
A veces creo que no puedo perder
y me vuelvo a caer cuando remonto el vuelo.
A veces se oxidan mis sentimientos
empapados de alcohol y tristeza.
A veces suicido todos mis sueños
para matar el viento
que sopla en mi cabeza.
Cada día la historia se repite:
la misma función
con el mismo final.
Sigo escribiendo cartas sin remite,
canciones sin amor
y lágrimas sin sal.
A veces...
Los cuatro versos del final... inevitables. Buena poesía, si señor
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