Se nos escapó la luna
de las manos,
se fue a domar mareas,
a desparramarse
por llanuras y montañas,
afinando la luz de las estrellas.
Y nuestros cuerpos
quedaron a la deriva
atravesando la noche,
haciendo cosquillas a la oscuridad,
susurrando con los dedos
flores amarillas.
Peregrinaron hacia una noche más larga
a través del silencio
de saliva y caricias.
Y después nada.
Se nos tragó el día con su ruido
tras arañarnos
___________los rayos del sol,
y se durmieron todos los sueños
sobre los párpados,
y los brazos
dejaron de ser alas
para volver a ser brazos,
y los besos
se cayeron a la tierra
esperando otra luna
con la que germinar.
Este es un poema de hace algunos años que he releido hoy y me ha apetecido compartirlo con ustedes.
Qué bien se deja leer...
ResponderEliminar:)
me gusta el final.
ResponderEliminarun besito, carrasco :)
¿eso quiere decir que te gusta que termine y no continúe este horror de poema?
ResponderEliminarJejeje, bromeo (o no).
Otro beso para ti, guapa.