No son sólo
pájaros en
la cabeza,
lo que me despeina
cuando yo te veo,
son también las ganas
de robarte la atención
susurrándote un beso
en todas las esquinas que doblamos,
son el aire y la lluvia,
que enfermos de envidia,
me intentan agarrar
con sus manos mi pelo,
y por más que me empujen,
me insulten,
me bufen,
me bramen,
no consiguen arrancarnos
a mí de ti.
a ti de mí,
a nosotros mismos de nosotros.
No son sólo
pájaros en
pájaros en
la cabeza,
lo que me despeina
cuando yo te veo,
son también las ganas
de robarte la atención
susurrándote un beso
en todas las esquinas que doblamos,
son el aire y la lluvia,
que enfermos de envidia,
me intentan agarrar
con sus manos mi pelo,
y por más que me empujen,
me insulten,
me bufen,
me bramen,
no consiguen arrancarnos
a mí de ti.
a ti de mí,
a nosotros mismos de nosotros.
No son sólo
pájaros en
la cabeza,
sino también ciento volando,
bandadas escapadas
de los sueños de Hitchcock que recorren la troposfera
cantando tu nombre
en tu busca
y surfean los vientos,
sorben los mares,
cosen las nubes,
desordenan las hojas de los árboles,
deletrean las ciudades
por las que pasan
esperando que en una de ellas
oigas tu nombre en su canción,
ices tu mirada al cielo
y te vengas
volando
con ellos.
No son sólo
pájaros en
la cabeza,
no son utopías,
no son horizontes
que nunca llegues a tocar con tus manos,
sino también ciento volando,
bandadas escapadas
de los sueños de Hitchcock que recorren la troposfera
cantando tu nombre
en tu busca
y surfean los vientos,
sorben los mares,
cosen las nubes,
desordenan las hojas de los árboles,
deletrean las ciudades
por las que pasan
esperando que en una de ellas
oigas tu nombre en su canción,
ices tu mirada al cielo
y te vengas
volando
con ellos.
No son sólo
pájaros en
la cabeza,
no son utopías,
no son horizontes
que nunca llegues a tocar con tus manos,
son ideas,
son albricias
son luz que se nos desprende de las cabelleras
mientras nos olvidamos en algún cajón
esas tristezas
y nos ponemos guapos
para bailar la felicidad
al borde del precipicio.
son albricias
son luz que se nos desprende de las cabelleras
mientras nos olvidamos en algún cajón
esas tristezas
y nos ponemos guapos
para bailar la felicidad
al borde del precipicio.